Blancorexia, la obsesión por los dientes blancos
A todos nos gusta lucir una bonita sonrisa y que nuestros dientes presenten un aspecto sano y estético, pero cuando el deseo de tener unos dientes más blancos se convierte en una obsesión estamos hablando de blancorexia, llegando en ocasiones a poner en peligro la propia salud bucodental.
Lo primero que deberíamos saber es que los dientes sanos no son absolutamente blancos, aunque con una buena higiene, cuidados adecuados y tratamientos de blanqueamiento dental supervisados por un odontólogo, se puede mejorar el color.
¿Qué es la blancorexia? Las personas que la padecen tienen una percepción errónea de la coloración real de sus dientes, presentando expectativas poco realistas sobre la tonalidad que pueden alcanzar con los tratamientos de blanqueamiento dental, y no quedan satisfechas con los resultados.
¿Cuáles son las causas? Los motivos psicológicos por los que una persona puede padecer una obsesión debe ser determinada por un especialista pero sí hay algunas causas que contribuyen a la propagación de este fenómeno:
1.- Bombardeo publicitario con productos-milagro
2.- El deseo de imitar a las celebrities
3.- La falta de información sobre los peligros de aplicar productos para el blanqueamiento sin supervisión de un profesional.
¿Qué peligros entraña? La mayor parte de los productos blanqueadores contienen sustancias como el peróxido de hidrógeno o el peróxido de carbamida y normalmente se aplican mediante férulas. Usar estas sustancias sin el control de un odontólogo puede tener una larga lista de efectos indeseados sobre los dientes como hipersensibilidad dental, irritación de encías, gingivitis, pérdida o desmineralización del esmalte, necrosis pulpar o pérdida del diente.
Consejos para evitar la blancorexia. Hay algunas recomendaciones que puedes seguir para no ser objeto de las conductas de riesgo:
1.- Hazte una perspectiva realista
2.- Respeta los lapsos de tiempo entre tratamientos
3.- Desconfía de los productos-milagro
4.- No recurras a soluciones caseras
5.- Ponte en manos de un odontólogo
La opción más segura para tener una sonrisa más blanca es visitar a tu dentisa, que evalúe las condiciones de tus dientes y que pueda proponerte un cambio de imagen personalizado de tu sonrisa, de forma segura y que se adapte a las necesidades reales.
¿Estética dental? Sí, pero no antes que la propia salud bucodental.